Los pequeños detalles
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Vende que no hagas esperar. Vende que sonrías al comenzar. Vende que tu mano esté seca, tu mesa recogida y que me dejes comenzar a hablar. Que me invites a sentar. Vende que me ofrezcas café, aunque no tome café. Vende tu ropa limpia. Que me escuches sin ni siquiera mirar la luz de tu móvil que anuncia una llamada. Vende que me mires a los ojos, como persona que soy. Que tu despacho huela bien. Que tengas plantas, vivas. Que no haya ruidos fuertes, y así me escuches bien. Vende que me ofrezcas tu tarjeta. Que tomes nota de lo que te digo. Que tu letra sea legible también para mí. Que me hables con la calma que yo te hablo. Que cierres la puerta. Que digas mi nombre, y me dejes saber el tuyo. Que me des una respuesta segura. Que tus argumentos sean convincentes. Que gestiones bien el tiempo, y que me acompañes hasta tu puerta. Y de lo que más vende es que, antes de irme, me desees un buen día. De corazón.